El presidente Gustavo Petro reaccionó y criticó el papel de los congresistas que votaron en contra del proyecto.

Tras una intensa jornada de debates que se extendió por cinco horas, la Comisión Séptima del Senado asestó un golpe definitivo a la reforma laboral impulsada por el gobierno. La ponencia de archivo, presentada por un bloque de ocho senadores, fue aprobada este martes 18 de marzo con 8 votos, confirmando los pronósticos que auguraban el fracaso del proyecto.

La decisión no tardó en generar reacciones. Mientras en Bogotá y otras ciudades del país se desarrollaban manifestaciones convocadas por el presidente Gustavo Petro, la sesión en el Senado reunía a figuras clave del debate. El ministro del Trabajo, Antonio Sanguino, el presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca, y senadores de diversas comisiones como María José Pizarro, Paloma Valencia y Jennifer Pedraza, expresaron sus posturas sobre la reforma.

Más allá del contenido de la reforma, el debate se centró en la constitucionalidad del proceso. El senador Miguel Ángel Pinto, del Partido Liberal, argumentó que la iniciativa debió tramitarse como ley estatutaria y no como ley ordinaria, un argumento clave que, según él, justificó su apoyo al archivo. La senadora Martha Peralta, del Pacto Histórico, criticó duramente la decisión, cuestionando la motivación de los senadores que promovieron el hundimiento.

En un episodio que añade tensión al panorama político, las senadoras cristianas Ana Paola Agudelo y Lorena Ríos denunciaron sentirse descalificadas y puestas en riesgo por el presidente Petro tras su respaldo al archivo, alegando que sus creencias religiosas fueron utilizadas en su contra.

En medio de la polarización, la senadora Norma Hurtado aclaró públicamente su posición, negando una alianza con el "petrismo" y justificando su apoyo a una ponencia alternativa como respuesta a las demandas escuchadas en las audiencias. Por su parte, el ministro Sanguino defendió la concertación y criticó al presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, por supuestamente "pedir elevar a la condición de héroes a quienes firmaron la ponencia de archivo."

A pesar del revés, aún podría haber un último intento por revivir la reforma. El senador Fabián Díaz anunció que ya tiene lista una proposición de apelación. Este recurso implica que la plenaria del Senado deberá conformar una comisión para evaluar la apelación y presentar un informe. Si el informe es positivo y aprobado por la plenaria, la reforma podría ser remitida a otra comisión para reiniciar su trámite desde el tercer debate. Sin embargo, el panorama político actual hace incierta la viabilidad de esta última maniobra. El futuro de la reforma laboral colombiana, por lo tanto, pende de un hilo, en medio de una profunda división política y social.