Una ofensiva aérea israelí y la reacción iraní agravaron el conflicto en Oriente Medio, con efectos globales en el mercado y la diplomacia.

Israel lanzó un ataque aéreo masivo contra infraestructura estratégica iraní, alegando que se trataba de una acción defensiva frente a amenazas nucleares. La operación, llamada "León Creciente", empleó más de doscientos aviones de combate para bombardear objetivos clave, incluyendo la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz y centros de fabricación de misiles.

Las Fuerzas de Defensa de Israel confirmaron que los ataques buscaban frenar de manera definitiva el desarrollo del programa nuclear iraní.

En respuesta, Irán activó su sistema de represalias con el lanzamiento de al menos 100 drones hacia territorio israelí. Aunque la mayoría fueron interceptados, el gobierno israelí declaró estar en máxima alerta ante nuevos ataques. La televisión estatal iraní informó sobre la muerte de 6 científicos vinculados al programa atómico y del comandante de la Guardia Revolucionaria, el general Hossein Salami.

El líder supremo Alí Jamenei aseguró que Irán responderá con dureza. En paralelo, el precio internacional del petróleo subió un nueve por ciento y varias bolsas mundiales registraron caídas. Diversas naciones han pedido contención para evitar una escalada mayor en la región.