La medida, según el gobernador, afectaría directamente a 24 municipios y parcialmente a otros 16.

La planeación futura de la Sabana de Bogotá se encuentra en un punto crítico, según el gobernador de Cundinamarca, quien ha expresado su preocupación por una nueva resolución que busca proteger el ecosistema, pero, a su juicio, podría generar consecuencias negativas significativas.

Si bien el gobernador Rey apoya la necesidad de preservar el valioso ecosistema de la Sabana y garantizar la seguridad alimentaria, advierte que la propuesta, en su forma actual, plantea serias interrogantes sobre el desarrollo futuro de la región. Específicamente, la resolución propone declarar todo el suelo de la Sabana como de protección ambiental o agrícola, prohibiendo la expansión urbana más allá de lo ya aprobado.

"Necesitamos una visión construida en equipo," enfatizó el gobernador, alertando sobre los posibles impactos: desde el estancamiento de proyectos viales cruciales para mejorar la movilidad, hasta la imposibilidad de desarrollar proyectos de transporte masivo regional y la dificultad para garantizar la cobertura de servicios públicos a la creciente población.

El gobernador también señaló que la resolución no contempla el crecimiento poblacional proyectado para Cundinamarca, estimado en 2.3 millones de habitantes adicionales para 2050, según el DANE, y cuestionó la precisión de la cartografía utilizada en la elaboración de esta.

La medida, según el gobernador, afectaría directamente a 24 municipios y parcialmente a otros 16. Se estima que alrededor de 350,000 viviendas en proceso de aprobación podrían quedar paralizadas, mientras que los proyectos de infraestructura enfrentarían requisitos ambientales más exigentes y costosos.

El gobernador instó a una revisión profunda de la resolución, solicitando mayor precisión y claridad en sus términos, con el fin de evitar ambigüedades que dificulten la actuación de las autoridades ambientales y garanticen un desarrollo sostenible para la región. Mientras que el suelo de expansión actual se respetaría, el futuro del 85% restante del territorio está en juego, planteando un desafío para la planificación a mediano y largo plazo.