Hace tres décadas, el arquero colombiano dejó a Inglaterra boquiabierta con una jugada nunca antes vista.

El 6 de septiembre de 1995, en un amistoso en Wembley, René Higuita detuvo un balón con la famosa patada del escorpión. Lo que parecía un disparo rutinario terminó convertido en una de las escenas más recordadas de la historia del fútbol.

El arquero, conocido como “El Loco”, ya practicaba el movimiento en entrenamientos y lo transformó en su sello personal. Para muchos, fue una excentricidad; para otros, una genialidad que mostró al mundo la irreverencia y el talento colombiano.

Testigos como el comentarista Martin Tyler admiten que al inicio pensaron que el árbitro había detenido el partido, pues nadie imaginaba semejante atajada. Pero el juego continuó y la jugada quedó inmortalizada.

Hoy, 30 años después, el escorpión no solo recuerda la osadía de Higuita, sino también cómo un gesto inesperado puede convertirse en símbolo mundial del deporte.